Madrid se está llenando de barrios nuevos, con pisos de protección oficial, urbanizaciones con piscina y gimnasio, juegos para niños, árboles recién plantados, montones de escuelas infantiles y curiosísimos nombres en las calles.
Yo vivo en uno de los otros; uno de esos barrios de toda la vida, llenos de supermercados, árboles que llegan a las ventanas del tercer piso, donde proliferan los comercios de todo tipo, se ven antiquísimas puertas de madera en las casas y se pueden encontrar pequeños locales donde aún trabajan zapateros, sastres o persianistas.
Hoy, cuando bajé a comprar el pan, el promedio de edad de los paseantes cayó estrepitosamente.
Mi barrio está cerca de la montaña y de noche bajan los jabalíes a hurgar por el césped de los jardines; creo que sienten curiosidad por los animales de dos patas.
ResponderEliminarMe suena a cuento mágico Mercedes!!!
ResponderEliminaresos cambios se ven por aquí también. No es que estén mal las nuevas urbanizaciones., sólo que parecen menos genuinas, creo.
ResponderEliminarQuizás lo genuino de las urbanizaciones se perdió en cuanto ya no fue necesario estar junto al río, Marcelo!!
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