Reflexiones, ocurrencias, tonterías cotidianas, arrebatos, descubrimientos nimios...



viernes, 30 de septiembre de 2011

En la cresta de la ola

Marco de situación. Un día de sol radiante, de esos con cielo azul, azul, azul y temperatura de estallar termómetros, fui, previa cita, a la oficina de empleo que indica mi código postal [no a la que queda a dos calles de casa (cuadras, en criollo) porque esa no me corresponde] Mientras esperaba para hacer los trámites correspondientes vi que (¡qué bien!) dan la posibilidad de anotarse en cursos de todos los tipos y colores, porque el gobierno, que se interesa por el país y su gente, apuesta por la formación contínua. Eso si, no pueden elegirse más de cinco opciones, que tampoco se necesitan ciudadanos con demasiadas inquietudes. “Entre hacer y no hacer, siempre hacer” me dije; y me inscribí. Cuando veo que ya es necesaria la chaqueta por la noche, caigo en la cuenta de que ha pasado un tiempo considerable. Es posible que no haya tenido suerte en las convocatorias de septiembre, después de todo estamos surfeando una crisis digna del mar californiano y hay montones de parados inquietos. Vuelvo a la oficina, me agencio uno de esos papelitos reglamentarios que el señor de Prosegur, que sí tiene trabajo, se ha encargado de recortar, con poca pericia aunque seguramente con mucha dedicación, y repaso la oferta de formación pegada con celo a la mesa de entrada. Código, código, código, código, código. Me toca el turno. No puedo anotarme. Mi solicitud anterior ya está procesada. No es que no tuviera suerte en septiembre. Es que desde mayo no hay convocatorias. A eso llamo vacaciones! Y yo queriendo trabajar…

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Días de vida.

Estoy jugando un poco con Excel. Dato, columna, texto, función, fila, valor, fórmula, ENTER. He vivido 12016 días. Me parece tan poco!!!!! Aunque suficiente para…
  • Jugar a la rayuela (que no terminar de leer el libro de Cortázar -pecado-)
  • Comer helado de crema del cielo y pistacho
  • Decidir que no soy fan de Disney
  • Probar el mejor foie y preferir la tortilla de patatas
  • Aprender a planchar camisas
  • Descubrir el tinto de verano con limón
  • Ver más de una vez Los Puentes de Madison
  • No estar nunca convencida del candidato al que voto
  • (...)

lunes, 26 de septiembre de 2011

Qué mal, mal, mal.

Escucha la canción
Me levanto, aunque parezca que no es necesario, alrededor de las 8 de la mañana. No hay jefe al que prepararle el café pero me dura la costumbre, así que lo preparo para mi compañera de piso. Ella formula en voz alta la pregunta que todo ser humano se hace por las mañanas después de comprobar que ha sabido, una vez más, responder al despertador. ¿Cuál es esa pregunta? No voy a proponer aquí la típica encuesta en la que cada visitante dejaría constancia de su opinión. Sería inútil. Yo lo sé. Tú lo sabes. Él lo sabe. Es necesario conocer cómo va a estar el clima ese día en la ciudad. Necesitamos ese dato que nos ayude a decidir qué ponernos. Nos pasa a todos; a todos, todos (y todas, como parece que ahora hay que decir. Desde mi maestra de primer grado, siempre me dijeron que en español el modo neutro engloba ambos sexos. Pero este no es lugar para disquisiciones lingüísticas).
Como estoy para facilitar tereas ajenas, enciendo el ordenador para responder prontamente. Dónde, dónde, dónde está??? No entiendo cómo un periódico de tirada nacional no incluye las predicciones climatológicas para la jornada en la portada de su web. Desde ya, no volverá a ser mi página de inicio.
Siempre tenemos un as bajo la manga cuando se trata de dar soluciones: http://www.tiempo.com/